Martes 2 de Julio. Las 5 heridas del niño interior. La herida del abandono


Seguimos con el trabajo de sanación de nuestro niño interior. Como identificaba el Dr. Leen, nuestro subconsciente. Hay que hacerse amigo de nuestro subconsciente para que nos ayude a limpiar, borrar y corregir todas esas memorias dolorosas que crean estas situaciones no deseadas en nuestra realidad.

Cada herida conlleva una máscara que la persona se crea como escudo protector para no entrar en contacto directo con el dolor. Dependiendo de la profundidad de la herida la máscara se activa más o menos a menudo.

El mes pasado hablamos de la herida del rechazo, que es la más profunda. La máscara del huidizo, miedo a tomar decisiones, decir lo que piensas, hacer lo que sientes. Este mes hablaremos de la herida del abandono, es la herida más duradera, la que más tiempo nos acompaña. La máscara de esta segunda herida es la dependencia.

Se genera entre el primer año de vida  y va hasta los tres años. Con el progenitor de distinto sexo. Si lo sientes con el del mismo sexo, es la herida del rechazo. En general se suelen padecer juntas, el sentimiento de rechazo por el padre del mismo sexo y el de abandono por el del sexo opuesto.

Las heridas del niño interior forman parte de nuestro día a día hasta que somos capaces de reconocerlas y dar los pasos necesarios para sanarlas.

Sentirse abandonado por nuestros padres en la infancia, de la pareja, del hijo, de la propia sociedad significa sentirse aislado, dejado a nuestra suerte. Genera una herida que no se ve, crea una dependencia hacia lo que amas, hacia el otro.

Una de las características más importante de esta herida es la comparación irracional de la cantidad de amor que recibes. Te parece que tu progenitor, pareja, amigo, no te quiere lo suficiente. Piensas  que la causa de la tristeza, vacío y soledad interior que sientes es esa falta de amor, en vez de ser consciente que el motivo está únicamente dentro de ti.

Con esta herida pasa como con la herida del rechazo. Crea un patrón que genera que reacciones automáticamente, ante cualquier situación que te parece que puede disponerte a volver a sentir ese dolor que ya conoces, de que los demás te abandonen.

Las heridas se generan en la infancia, debido a una falta de dedicación, de reconocimiento, de protección, de atención, de dejar sin cuidado una necesidad afectiva. Incluso en algunos casos por falta de comida. Es importante tener en cuanta que el progenitor que nos la genera es también portador de la misma herida. Es una cadena de dolor. Al detenernos y ocuparnos de ella, la sanamos para nosotros y para las generaciones venideras.

La sensación de la herida del abandono es de no sentirse atendido, visto, querido. Es importante reconocerla y hacer el trabajo para sanarla, que no se convierta en un sufrimiento eterno. Curiosamente, dos hermanos que han vivido, experimentado las mismas circunstancias no tienen porqué reaccionar , tomarlo de la misma manera. Lo que a uno le marca, al otro le parece una verdadera estupidez y viceversa para otras heridas.

Primer paso del camino de la sanación, dejar de engañarte  y reconocer que la tienes. Después darte cuenta que el progenitor que te la ha causado también es portador de la misma herida. Que de acuerdo a su nivel de consciencia no lo ha podido hacer mejor. Tener compasión de su dolor, de las circunstancias que él/ella pasó y que para ti en principio, han sido totalmente transparentes hasta ese momento.

En la mayoría de los casos nos da vergüenza reconocer las heridas de nuestro niño interior. Nos parece que proceden de comportamientos terribles de nuestros padres y no es así. Pueden ser tan sencillos y comunes como irse a la compra y no decírtelo, ya que piensan equivocadamente que no les vas a entender. Desaparecen ese tiempo y tú en casa y sin explicaciones sientes que te han abandonado. Así de absurdamente puede comenzar un padecimiento que se alarga muchos años en nuestras vidas y que trae consecuencias desagradables, limitantes y muy determinantes en la capacidad de relacionarnos normalmente con los demás.

Otras causas de la sensación de abandono, de alejamiento: cuando tienes un hermano, cuando los padres trabajan y dejan a los niños en una guardería o con otra persona, cuando el niño se queda en la incubadora en el hospital, cuando los padres se van de viaje y lo dejan con la abuela...

En la herida del rechazo, la sobreprotección. En la del abandono, el típico caso de los padres que le dan todo lo material al niño, pero no le dedican el tiempo, el cariño que el niño necesita.

Para sanar la dependencia emocional, hay que sanar primero la relación con los padres. Uno de los mejores caminos es el perdón y el perdonarnos a nosotros mismos. Ser conscientes de que solo estamos reconciliando las relaciones a través del amor. Perdonar lo que pasó, al progenitor que nos lo hizo y a nosotros por actuar de esa manera. La aceptación total de la circunstancia experimentada.

El niño herido y luego el adulto cree que no va a poder lograr nada por sí mismo. Siempre está pidiendo la aprobación y la opinión de otros. Haciendo todo lo que le piden por miedo a que le abandonen. Su mayor temor es quedarse solo. Renuncian a sí mismos. La persona que se siente abandonada se siente marginada, indigna, culpable, con una desvalorización importante.

Es lo que se ha venido a llamar "mendicancia". Mendigas amor, atención, reconocimiento de los otros. Aunque no te apetezca, vas, lo haces, te unes a los diferentes grupos, actividades, cursos... con tal de no perder a esos compañeros, amigos, pareja... miedo constante a la soledad. A que dejen de llamarte, convocarte para los eventos, a que dejen de valorarte y tenerte en cuenta.

Pueden sostener situaciones y relaciones insostenibles a cambio de recibir amor.

Sensación de insatisfacción, lo que recibes nunca es suficiente. De que nadie te valora/quiere/considera como te mereces, como tú los valoras y consideras a ellos. Comparación continua, entre lo que das y lo que recibes.

El dependiente es la "víctima" profesional. Crea en su vida dificultades, como enfermedades, para sentirse importante y llamar la atención. Como buena víctima juega muchas veces el papel de "salvadora". Buscará salvar de cualquier circunstancia a alguien a quien ame, con el fin de obtener su reconocimiento.

Dramatiza mucho lo que le sucede. Siempre se identifica con la peor versión de lo que puede ocurrir. Visión pesimista, llena de miedo y angustia al futuro. No creen en la belleza de las cosas y las personas. Tienen dificultad de hacer, decir, ir a cualquier sitio por sí solos. Necesitan la ayuda de otros. Cuando la obtienen se sienten amados.

Comúnmente sufren altibajos emocionales, de la alegría a la tristeza en pocos minutos. Aunque en general su emoción más intensa es la tristeza. Una inseguridad permanente y un miedo a ser abandonados les acompañan también.

Palabras/frases que suele utilizar "no soporto más" "ausente" "solo" "pirata" "bandido" "comer"

En general les cuesta acabar lo que empiezan, no son constantes. Eterna duda en sus decisiones, de su capacidad. Ansiedad ante el futuro. Pensamientos continuos de que no son suficiente. Niños solitarios y adultos callados.

Sus temores: a la vejez, a la muerte, a la locura. Sufren agorafobia. Estos miedos provienen de la infancia.

La causa fundamental es la incapacidad de perdonarnos a nosotros mismos  y lo que hacemos a los demás. Te abandonas, no te escuchas, no te prestas atención. Abandonas tus proyectos. Todo es por el miedo a revivir el abandono. Para que no lo hagan ellos, ya nos adelantamos nosotros.

Pasos para sanar: 1.- Toma de consciencia de la herida y la responsabilidad 100% de que eres tú tu propio sanador, no hay otro. 2.- Hablar desde el punto de vista del niño de lo que sufrió. Para sanar hay que hablar, escribir, compartir ese dolor. Sacarlo del corazón donde se encuentra encapsulado. 3.- Aceptación, no negar, ni suavizar. 4.- Validar las emociones y necesidades. Todo lo que hemos sentido, odio, rencor, ira... Perdonar la circunstancia que ha ocurrido, al que nos la ha producido y a nosotros por lo que hemos sufrido y sentido. Todo está bien. 5.- Revisar el grado de soledad padecido. De no merecimiento de que nos dedicaran su amor y su tiempo. Somos merecedores de todo lo mejor, de Amor, sin duda. Fueron las causas que se dieron lo que no nos permitió recibir esa atención. Somos Merecedores de Amor. 6.- Nuestro sentimiento de culpa. El niño es siempre Inocente y víctima de la situación. No ha podido hacer ninguna otra cosa. 7.- Permitirnos sentir enfado, odio e ira. Todo está perfecto, es lo que sentimos. Reconocerlo y perdonar la situación. 8.- Permitirnos sentir tristeza y pena. Lo mismo que el punto anterior. También está bien, permitírnoslo y perdonarnos. 9.-Transformación y responsabilidad. Hacer algo al respecto de lo que pasó para sanarlo. Contarlo, escribirlo en privado, compartir la experiencia para ayudar a otros... 10.- Comprender la realidad de nuestros padres. No lo han podido hacer mejor de acuerdo a su momento de consciencia y a lo que ellos mismos han vivido en su infancia. No olvidemos que ellos también son portadores de la herida.


MEDITACIÓN. Visualización conexión con nuestro niño interior. 

Se trata de que interioricemos un tipo de ejercicio similar a este y lo incluyamos en nuestra rutina diaria. Cuidar y ocuparnos de nuestro subconsciente, de nuestro niño interior es muy sanador. Ayuda a nuestro equilibrio y nuestra paz interior. Los autosabotajes disminuirán poco a poco. Pruébenlo, no dejen de darse esa mágica oportunidad.

Sentados cómodamente. Con la espalda erguida y los pies firmemente en el suelo. Nos relajamos, cerramos los ojos. 

Vamos a contemplar, a observar, a ocuparnos y sanar la relación más importante en la creación. La relación mente consciente (madre) y el subconsciente (niño interior). 

Hacemos tres respiraciones profundas, a nuestro ritmo, como nos resulte más cómodo, relajamos los pies, tobillos, pantorrillas, rodillas, muslos, cadera, abdomen, pecho, brazos, cuello, cabeza...

Visualizamos una imagen de cuando éramos niños...da igual la edad que tengamos.

Recordemos el nombre cariñoso que nos daban cuando éramos pequeños o incluso aún mejor, inventemos un nuevo nombre ya que vamos a establecer una nueva relación consciente con ella/él. Pongámosle el nombre que queramos, nuevo, que no tenga nada que ver con nuestro pasado, así contribuimos a limpiar toda la situación.

Visualizamos a ese niño frente a nosotros. Nos acercamos con mucho Amor. Le saludamos.

"Lo siento, "Perdóname" por no haberme ocupado de ti. "Nos amo". Confía en mí, estaré siempre contigo, me ocuparé de ti. "Gracias" por formar parte de mí. Por confiar en mí. Por aceptar y darme una oportunidad de mejorar. 

Así estamos limpiando, borrando y corrigiendo esas memorias dolorosas grabadas. "Suelta y Confía" pidámosle que se libere de esas creencias limitantes, de esos pensamientos recurrentes, de esos recuerdos dolorosos que crean esta realidad no deseada que una y otra vez se repite en nuestras vidas. 

Ahora, le pedimos ayuda para un problema, una situación, un dolor o malestar concreto.

Deja ir todas las memorias, los recuerdos, los pensamientos dolorosos que me hacen experimentar esta situación. No sé cuales son las memorias, ni quiero saberlo. Tú si sabes cuales son... las que me han creado esta enfermedad, esta escasez, preocupaciones materiales, enfrentamientos, peleas, discusiones... Por favor, déjalas ir. Las entregamos, las ofrecemos a la Divinidad. 

Divinidad por favor, ayúdanos a liberar estas memorias dolorosas que causan esta situación no deseada.

¿Qué es lo que está pasando en mí que genera este problema? Por favor limpia todas las memorias que tengamos que crean esta situación no deseada. Las entregamos a la Divinidad y le pedimos que las libere y que las transmute en pura Luz.

Gracias, gracias, gracias por estar dispuesto a dejar ir todo este sufrimiento, este dolor, para que tú y yo podamos limpiar estas memorias, desbloquear estas situaciones. Avanzar hacia la unidad, el Amor, la Luz.

Divinidad por favor, ayúdanos a liberar estas memorias dolorosas que causan esta situación no deseada.

Terminamos haciendo 3 respiraciones conscientes.

Una vez acabadas las tres respiraciones, volvemos al momento presente, agradeciendo la experiencia. 

Gracias, gracias, gracias.

Abrimos los ojos Bellos. 

Recordad que este ejercicio se puede simplificar muchísimo, haced ese sortilegio. Personalizar vuestra propia conexión. Así ganamos crédito y poder personal, Creamos nuestra propia Magia.


"Para entrar en el reino De Dios, los Hombres deben transformarse en niños"
Jesús (Mateo 18:3) 


Luz y Amor,

María Luisa Ferrer Arroyo
Red de Ho'oponopono Agartam













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