Martes 5 de Noviembre. Las 5 heridas del niño interior. La herida de la injusticia




Ya hemos visto les heridas del rechazo, abandono, humillación y traición. Sus máscaras, el huidizo, dependiente, masoquista y controlador... 

Dimos un repaso a las formas de comenzar su sanación. Coincide en ReConocer las heridas en nosotros como la primera medida. A lo que tenemos que sumar autocuidarnos, escucharnos, estar muy atentos a lo que nos decimos. Ser conscientes que todas nuestras células nos escuchan. Darnos ese tiempo tan necesario para saber lo que necesitamos, lo que queremos, lo que elegimos por encima de otras muchas cosas que hacemos en automático, sin pasarlas por el Corazón. Perdonarnos y aceptar todo lo que nos parezca que hemos hecho mal, la situación que se creó, el permitir que otros nos hagan daño y a los que nos lo infligieron. Lo que nos ocurre es nuestra responsabilidad. Aprender a ser nuestros mayores inspiradores, nuestros mejores amigas... Tener compasión con nosotros. Valorar lo que tenemos, lo que Somos, sin adornos, tal cual. El maravilloso cuerpo, un engranaje que funciona a la perfección y nos ayuda a experimentar la Aventura Mágica de la Vida.

Hoy vamos a examinar la herida de la injusticia y su máscara de rigidez. ¿Has tenido una educación muy rígida, fría, autoritaria y exigente? ¿Fuiste muy responsable, sentías que nada de lo que hacías era suficiente, de manera muy crítica, con severidad e intolerancia a tus errores?

Hay que tener en cuenta que los padres que tienen esta conducta con nosotros han sufrido y repetido lo que vivieron en su niñez. Como hemos dicho en cada ReUnión, son otras víctimas más. No lo pudieron hacer mejor de acuerdo a su momento. Perdonar y Honrar a los padres es muy importante para nuestra sanación.

En esta herida la injusticia se relaciona con sentirse o no digno de recibir... Me merezco recibir lo que me han dado, lo que he conseguido, lo que disfruto. Hacer para merecer. Es el sentimiento de haber hecho lo suficiente para ser digno de recibir, para ser merecedor de lo que recibes. Aquí también nos encontramos con la comparación... lo que yo he recibido lo han recibido también los demás... yo he recibido lo que los demás han recibido...

La justicia es equilibrio, equidad, el ReConocimiento y Respeto de los derechos, deberes y méritos, el valor de cada uno. Cuando no te sientes ReConocida en tu justo valor, no te dan lo que a tu parecer te mereces o por el contrario, te dan más de lo que sientes que has hecho para merecerlo. En esta herida existen las dos polaridades...No recibes el ReConocimiento que tú crees que te mereces o al contrario, recibes un ReConocimiento que no te sientes digna de merecer...

Al niño le parece injusto no poder expresarse y ser él mismo. Debe ser y comportarse como "debe" ser, no como él necesita ser. Debe ser perfecto, hace, hace y hace sin límite, para agradar a su progenitor y que le quieran...

Esta herida se despierta entre los 3/4 y los 5/6 años con el progenitor de tu mismo sexo. Le genera al niño y posteriormente al adulto una sensación de no ser apreciado, un sentimiento de incapacidad, de inutilidad, de ineficacia, de lejanía, frialdad, de no ser digno y merecedor.

Desde tu mirada, tu perspectiva, tu parecer...  de pequeño no sentiste el calor, la proximidad, la comunicación con tu padre/madre no ha sido abierta y transparente. Te sientes bien en grupo para que tu personalidad quede diluida, para pasar desapercibido, como la máscara del huidizo, la herida del rechazo. Pase lo que pase intentas ser lo más amable posible, no compartes lo que sientes. No le das valor a tu opinión y a lo que piensas. Curiosamente en el fondo de tu corazón te angustia pensar que puedan verte fría y distante. te aterra que te juzguen así. Controlas lo que sientes, ira, tristeza, pero también ternura, alegría. Todas esas emociones quedan encapsuladas en tu cuerpo, de ahí se crea la resistencia, la máscara de rigidez. Por otro lado no aceptas las injusticias, sientes que vives/sufres una y que tarde o temprano, de una u otra manera, te vengarás... 

Te construyes este escudo para protegerte del dolor. La máscara hace que parezca que ni sientes, ni padeces esos momentos que en el fondo te hacen mucho daño. Cortas con esos sentimientos y hasta con tu conexión emocional. Las personas que padecen esta herida son muy sensibles, aunque se ven fríos e insensibles.

Hacen las cosas que para ellos "deben" hacer, no llegan nunca a cuestionarse si eso es lo que quieren, lo que necesitan, lo que les viene mejor... Cuando las cosas se tuercen y no salen como quieren, como son bastante cuadriculados, no tienen la flexibilidad de adaptarse a la nueva situación. 

Te cuesta ser merecedora de diversión, de descanso, de ratos de ocio, de hobbys... finalmente nos convertimos en rígidos, en personas muy exigentes, perfeccionistas, autoritarios, duros, frías, severas, primero con nosotras mismas y luego con los demás. El pensamiento es que la vida se basa en obligaciones. Para tener derechos hay que ganárselos, trabajar duro y bien...

Es muy típico las listas de temas pendientes de hacer, de no completarla no hay opción a tomarse un descanso. No se valoran, no les gustan los cumplidos, no creen merecerlos. No se permiten equivocarse, ser libres, ni siquiera sentir... no piden ayuda, odian estar en deuda. Si reciben un halago, un regalo, les ayudan, se sienten obligados a corresponder rápidamente, de alguna manera, para no sentirse deudores de nada, ni de nadie. Toman decisiones rápidamente, impulsivamente. 

Son perfeccionistas y exigen esta perfección también a los demás por lo que en general son injustos con ellos y con todos. Repiten su herida. Teniendo esta herida sueles rodearte de personas que la sufren también o disparan esta herida en ti. 

Detestan a la gente vaga y que se rinde ante las dificultades.

El estrés y el enfado son comunes en ellas. Al haber tenido muchísimo autocontrol emocional en sus vidas, esto les puede llevar a conductas compulsivas, salir, comer, beber, comprar...

Son personas muy ordenadas, llegan a ser obsesivas. Sienten que les aprecian por lo que hacen, no por lo que son. Son muy independientes. Les cuesta perdonar, amar y dejarse amar, mostrar amor. También les cuesta comprometerse, como a los controladores, que padecen la herida de la traición. Tienen miedo a equivocarse y tener que romper un compromiso. 

Parecen fríos y duros ya que no conectan con los sentimientos y sin embargo son muy sensibles. Por otro lado, ellos sienten que son lo más sensible y cariñoso. No pueden aceptar que son fríos, ya que esto significa que no tienen corazón y eso equivale a ser injustos. Para ellos es muy importante ser "buenas personas" y " hacer las cosas bien".

Son muy optimistas. aunque tengan un problema, prefieren decir que "todo va bien". Todo está perfecto, en su sitio, a su modo y tiene que encajar, que salir bien. Si hubiese algún error, se las arreglarán para solucionarlo por ellos mismos. Ante tanta labor, tienen la sensación de falta de tiempo. Parecen imperturbables. Son dinámicos y poco flexibles. 

Palabras comúnmente utilizadas: nunca, siempre, muy, mucho. 

Frases "No lo veo del todo claro", no quiere ver y ser consciente de sus desaciertos, de que cualquier cosa no está en el perfecto lugar y no sea lo que ellos quieren. Quitan importancia también a su labor  "No hay problema", aparenta que todo está muy bien, esté como esté en ese momento. Son personas que necesitan "tener la razón", duras, autoexigentes.

Para la persona con esta máscara de resistencia todo es bueno o malo, blanco o negro, no existen grises. Suelen tener predisposición a ser muy religiosos y místicos. Llevan bien esas estructuras. Cuantas más normas y más estrictas mejor. Que les digan lo que hay que hacer y lo que no.

Su gran temor, a equivocarse y como hemos dicho antes, a que les vean como personas frías e insensibles. 

Suelen exagerar en la descripción de los hechos. En general tienen cuerpos delgados. Se comparan con las personas que les parecen perfectas. Es una forma más de desvalorizarse y rechazar su Ser.

Físicamente van erguidos, muy "rectos", como si su cuerpo fuese perfecto. Necesitan sentir esa perfección también en el cuerpo. 

Personas indecisas, no hay certeza de que las decisiones tomadas sean las correctas, se agobian.

La emoción principal es el enfado, la IRA. Sobre todo hacia ellos mismos por no alcanzar sus ideales de perfeccionismo. Por su autoexigencia.

Prefiere lo salado a lo dulce. Le gusta lo crujiente. 

Si sientes vergüenza es una señal de que estás siendo injusto contigo. El niño que se siente rechazado, intenta ser perfecto, pues tal y como es, no se merece existir... así crean la máscara, se apartan de sus sentimientos para no sentir el dolor que les produce el ser rechazados. 

Todas las personas que sufren la herida de injusticia, ocultan la herida del rechazo.

Las enfermedades típicas son la rigidez en las articulaciones, contracturas, calambres. Al controlar sus emociones, se agarrota el cuerpo para no expresarlas. Las enfermedades de la piel, psoriasis, acné en la cara. Este tipo de enfermedades te "separa" del contacto con los demás. Problemas circulatorios. La rigidez, están bloqueados, inflexibles. Alteraciones hepáticas por la ira contenida, porque las cosas no salen como yo quiero. También tienen problemas de visión, miopía.... No quieren ver sus decisiones desacertadas. Prefieren no ver nada a verlo imperfecto, así no sufren. Viven en un estado de ansiedad constante. Padecen insomnio, no puedo acostarme y dormirme hasta que todo no esté acabado. 

A nivel sexual no se entregan, no sienten, no suelen llegar al orgasmo, lo fingen. Esta herida se da mucho en la prostitución, cedo mi cuerpo y no me conecto.

Si le quedan cosas, deberes por hacer, no tienen límites, no escuchan ni leen a su cuerpo, no se sienten. Aunque estén agotados y no les dé la vida, se exceden, abusan de su cuerpo y lo hacen. Primero les llega el aviso de los dolores, de los síntomas, luego caen en la enfermedad.

Para sanarla se debe comenzar por ReConocer que eres injusto con los demás, pero sobre todo contigo mismo. Tal vez no te gustó como te trataron y sin embargo estás repitiendo el mismo patrón, el mismo comportamiento. 

Deja de exigirte tanto, de criticarte y juzgarte de una manera que no te atreverías con nadie más... Siente tu cuerpo, descansa lo que necesites, dale la comida y bebida necesaria. Adopta la pausa para saber lo que necesitas y lo que quieres. Empezar por valorarnos tal y como somos, no por lo que hacemos. ReValorizarnos. Observarnos para tener una visión integral de nosotras mismas. 

Soltar la armadura, la falsa frialdad y rigidez. Deja de hacer y hacer, vales por lo que eres, no por lo que haces. Conecta con tus sentimientos. Comienza siendo cariñoso con tu entorno, ReCuerda que eres muy sensible. Deja de ser tan perfecto, de competir, de compararte con los demás, todos lo agradecerán.

Empieza a poner límites, la próxima vez que te pidan un favor, dile que no. Después, piensa ¿cómo me siento? ¿Por qué me siento así? ¿De dónde vienen estos sentimientos? ¿Qué miedo de fondo hay detrás? Date ese tiempo para meditar, al menos 10 minutos al día. Practica el silencio para poder llegar a conectar con lo que sientes. Observa tus emociones, localiza donde las sientes, el color, textura, sonido...

Un ejercicio interesante es estar muy atento de las ocasiones en las que desde tu perspectiva has sido injusto contigo y con los demás. Al hacer consciente ese comportamiento, cada vez lo reconocerás antes, te puede dar margen hasta incluso para dar otra respuesta totalmente diferente a las mismas situaciones, con lo que generarás otros resultados.

Las personas que tienen esta herida, suelen salir de compras y volver sin nada o bien comprarse algo, después de una lucha con ellos mismos para decidirlo, no sentirte merecedor y regresar a devolverlo. ¿Te suena esta actitud?

Es interesante darse un tiempo para desarrollar un hobby, para ir al cine, para quedarte cómodamente en un sofá viendo una serie. Si eres de hacer listas, dejar de hacer la lista de deberes y hacer una de actividades que te guste disfrutar. Sentir que te permites cosas sin sentirte culpable, sólo por el hecho de desearlas, no porque te lo mereces... Focalizarte en disfrutar más que en los deberes y obligaciones, premios y castigos.

Permitirnos cometer errores, son como un máster, te ayudan y te dan información para llegar al éxito. Ser capaz de ver las enseñanzas y bendiciones detrás de nuestros errores. Aceptar las críticas y las opiniones de los demás sobre las cosas que haces, sin montar en cólera.

Empieza por expresar lo que sientes ante determinadas situaciones. Poder llorar, compartir tus sentimientos de tristeza, rabia, sorpresa, miedo, alegría, ternura, sin preocuparte por el qué dirán. Permítete experimentar tu sensibilidad en toda su plenitud.

Escuchémonos, aceptemos nuestros límites. Parar de vez en cuando. Una pausa para tomar aliento es necesaria, te beneficia. Muchas veces aprovechas a generar buenas nuevas ideas o mirar las cosas con una distancia que te ayuda a mejorar tu respuesta. Ves más soluciones, eres más consciente de todas las oportunidades que te ofrece esa persona, esa situación, ese trabajo, ese compromiso...

Deja de ser injusta contigo. Permítete descansar y divertirte. Saca tu parte espontánea y creativa. Empieza a disfrutar de la vida.

La persona que padece esta herida tiene una deuda con la diversión. Con pararse a observar y a sentir,  Disfruto de mi sensibilidad con las personas que me rodean y la utilizo también para crear.

Regálate un tiempo. Practica la escucha activa contigo. Hazte consciente de lo que quieres y necesitas. Paso a paso, lleva acciones nuevas a tu día a día que te permitan sentirte mejor y sanar tus heridas. Ya somos sólo nosotros los responsables, los padres/madres nuestros. Comparte lo que vas aprendiendo. La información sin acción no sirve de nada, se olvida.

Todos somos dignos y merecedores de lo mejor. 

El Amor, a través de nuestra mirada amorosa, compasiva, del perdón y la aceptación a nosotros, a la situación y a los otros involucrados, es lo que nos sana, nos libera de todas las heridas del alma.

Ejercicio

Responde las siguientes preguntas para saber si tienes esta herida. 

¿Haces o quieres hacer todo perfecto? Si no lo haces ¿Te preocupa y pierdes hasta el sueño?

¿No ReConoces tus logros? ¿Buscas ser el mejor? ¿No descansas? ¿Qué sientes cuando descansas? ¿Crees que tienes más de lo que mereces? ¿No te sientes merecedora de todo lo que tienes con la pobreza y las necesidades que hay por el mundo? ¿Te exiges demasiado? Si no te ha salido bien lo que has hecho ¿Te culpas? ¿Buscas la pareja perfecta? Tienes dificultad para entregarte, para sentir tu cuerpo? ¿El deber cumplido te da paz? ¿Escribes un listado de los deberes y quehaceres? 

Por encima de todo está nuestro bienestar. Primero siempre tú. 

Meditación

Cerramos los ojos y a través de tres respiraciones conscientes a nuestro ritmo, vamos relajando todo el cuerpo. Los pies, las pantorrillas, los muslos, las caderas. El abdomen, el pecho, la garganta. Los hombros, el cuello, la cabeza. 

Nis visualizamos en un lugar de la naturaleza que nos guste y nos de paz. 

Honramos, agradecemos la vida y bendecimos a nuestro padre/madre, al progenitor de nuestro mismo sexo. 

Nos imaginamos a nuestra madre enfrente de nosotros. Le tomamos las manos. Madre te honro, agradezco la vida y reconozco la responsabilidad de mi Alma por haberte elegido. Reconozco hoy que mi herida es tu herida. Que hiciste todo lo que estaba a tu alcance. Dejo unos segundos para cada uno exprese el agradecimiento que necesite, con sus palabras. 

Madre te bendigo y te dejo partir energéticamente, esté o no físicamente en este plano. Nos Amo y nos libero. Me Amo y me libero. Tú madre se marcha contenta. 

A nuestra niña interior le decimos, nos Amo por lo que somos. Lo único que tienes que hacer es ser feliz. Gozar de cada momento del resto de tu vida. Permítete conectar con tu cuerpo, sentir. Haz lo que sientas hacer. Si quieres dormir, duerme. Si quieres caminar, camina. Disfruta de todo. Le damos un abrazo y un beso en la frente. Se marcha jugando. 

A la máscara de la resistencia y rigidez le damos las gracias por protegernos, por evitarnos el dolor. Comprendo para qué estás y has estado. Te Reconozco en mí, te veo y quiero decirte que ya no te necesito de esta manera. Desde este mismo momento, me doy permiso para ser sensible, flexible. Me doy permiso para fluir con todo lo que venga a mi vida.

No tengo que ser perfecta, puedo errar. Está bien, puedo fallar. 

Hoy me doy permiso de sentir, de expresar lo que siento. De sentirme, de ser amorosa, buena, generosa y compasiva primero conmigo. Le damos las gracias a esa máscara y la dejo partir. 

Ahora máscara de resistencia y rigidez, ya no te necesito y te dejo partir.

Es posible que vuelva a aparecer. Pero hoy, a partir de hoy, vas a ser consciente cuando aparezca. 

Imagina como pierde energía, como desaparece. Se convierte en
Luz. Puedes regresar a este momento cuando quieras. 

La justicia no está en mis manos. Se la entrego a Dios. 

Te bendigo, honro tu presencia y me uno a ti en la intención de sanar. Te bendigo nuevamente en esta intención de presencia plena. 

Agua de Vida, agua de vida, agua de vida.

Gracias, gracias, gracias

Recuperamos la sensación del cuerpo, nos situamos en el aquí y el ahora, abrimos los ojos.


"No busques fuera y lejos, lo que está cerca y dentro" 

Thich Nhat Hanh 💛


"Sólo sé de un deber y es Amar"

Albert Camus 💜


Luz y Amor. Mahalo Ohana!!!

María Luisa Ferrer Arroyo
Red de Ho'oponopono Agartam




















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